Sin lugar a dudas, terminar una relación, bien sea un noviazgo o un matrimonio, es un evento estresante. Y no es para menos, porque es mucho lo que invierte cada miembro de la pareja en la relación. No solo en lo emocional, sino también muchas veces en lo social e incluso en lo económico. Pero hay un factor que marca la diferencia entre el dolor que es natural e inherente a toda ruptura y el sufrimiento devastador. Este factor no tiene nada que ver con lo que el otro hizo o dejó de hacer, sino que se trata de cuán sólidas están las propias bases de amor, autovaloración, autocuidado y compasión hacia uno mismo. ANTES DEL ABANDONO VIENE EL AUTO-ABANDONO Creemos que estamos enamorados. Nuestro corazón se acelera en presencia de esa persona especial, disfrutamos tanto de su compañía y además la química es increíble. Pero, en nombre de ese amor, poco a poco empezamos a dejar de lado nuestras propias necesidades y deseos, o por el contrario, empezamos a controlar al otro para que se som