Un día al despertar, abriendo la ventana
ha entrado la luz de la conciencia universal
el saber que estaba vivo, respiraba, palpitaba
que tenía sueños, deseos, pasiones y sentimientos
que todo lo que veía era asombroso
que todo lo que tocaba remitía a mi ser
y era parte de todo, y todo era parte de mí
Y así floté hasta mi patio con el hálito del enamorado
un recién nacido a la belleza esencial
como si siempre hubiera estado dormido
y ahora con un bostezo fenomenal
moría la ignorancia que arruinaba mi espíritu
para suplantar enojos con caricias,
para trocar tiempo por libertad,
para abrir los ojos, absorber tantos colores, tanta bondad
tanta existencia que me envuelve como brisa
un pájaro cantando sin necesitar un por qué
Y salí a la calle a bañarme de luz, a danzar,
a tomar de la mano a la vida y con ella bailar
el vals de la existencia, por siempre jamás
descalzo con los pies en el suelo pero
la cabeza en las nubes, en los cielos, en el mar
abrazando mi vida de la cintura, apretarla,
mirarla a los ojos y adorarla
Un romance vitalicio, los versos de este poema
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